lunes, 18 de enero de 2010

Los Lunes sin sol


Lunes 7:00 a.m. me despierto sobresaltada por el sonido del despertador, con el corazón a mil por hora me doy cuenta de que es hora de levantarse. No me acabo de acostumbrar a vivir en este estado de no-vacaciones. Y lo que me queda...

Miro por la ventana, oscuro. Parece que hoy lloverá de nuevo. Miro la cama de nuevo pensando en voz alta "cinco minutos más". Me doy una tregua y me vuelvo a refugiar debajo del nórdico. Mañanas como esta me hacen saber por qué adoro los viernes.

Han pasado diez minutos. Fin de la tregua y empiezo a afrontar un nuevo día que no será muy diferente a los anteriores.

Camino torpe y descalza por el pasillo, entre ensoñaciones dónde me imagino que cuando entre en la cocina tendré un desayuno continental a todo lujo servido por un mayordomo. Me río con los ojos medio cerrados. La cocina vacía, era de esperar.
Miro la cafetera, luego el frigorífico y luego la tostadora. Pereza absoluta. Media vuelta y renuncio al desayuno por no tener que hacerlo.

Entre bostezos intento vestirme como puedo. Me lavo la cara con la esperanza de que eso me despeje. No me queda más remedio que mirarme al espejo que tengo delante. Otra vez ración de ojeras como si una tonelada de resaca me hubiese pasado por encima. Vuelvo a mis ideas neúroticas y me digo: "joder casi treinta ¿qué es esto que me ha salido?¿una arruga?". Parece que mis arrugas imaginarias me despejan la mente de repente.

Enciendo el ordenador, compañero incansable abierto 24 horas. Leo la prensa del día, nada que me emocione ni ninguna esperanza de que el panorama mejore. Me da pereza hasta indignarme con en mundo.

Es la hora de volver al mundo socio-real.

El coche no arranca. Maldito frío. A la tercera va la vencida.
Ocho horas por delante de trabajo hasta volver a ser...¿libre?. Cuando se tiene mi trabajo uno nunca es libre. Pero sarna con gusto no pica. El trabajo es una extensión de mí misma que va conmigo a todos lados. Miro por la ventana: lluvia. Miro el reloj: agujas estáticas. Cierro los ojos: quiero irme a casa.Mataría por un cigarro ahora mismo.Qué duros son los Lunes cuando no hace sol.

Es la hora. Resignada me meto en un atasco de coches y vuelvo a esperar. Arranca. Frena. Me dan ganas de bajar la ventana (ay no que hace mucho frío) y ponerme a gritar como una posesa para que se muevan de una vez. Paciencia.

Por fin en casa. Abro la puerta y siento el calor de la calefacción golpear mi cara enrojecida por el frío y sonrío. Los zapatos vuelan por el aire cayendo desperdigados por la alfombra de la entrada.
Ahora sí tengo ganas de "desayunar" aunque sean casi las ocho de la tarde. No hay nada mejor en días como hoy que llegar a casa y disfrutar de una taza de chocolate calentita, sentarme en el sofá con una manta y dejar la mente en blanco por unos instantes.

Noto como la tensión acumulada se va desvaneciendo, los músculos se relajan y resbalo por el sofá sin voluntad de volver a moverme en un buen rato.

Por esto último, esos segundos en que dejo de estar en todos lados mental y físicamente, hacen que hasta los días tediosos como hoy valgan la pena. Todo tiene su recompensa.
Feliz semana de lluvias y demás tempestades.

Y para mi belga esta canción que me trae muchos recuerdos y todos buenos :D porque hoy necesito un autre monde...Je dormais à poings fermés,je ne voyais plus en pieds,je rêvais réalité
ma réalité
...
http://www.youtube.com/watch?v=-mdyFdgUNfI

(te iba a poner a Claude Françoise y su Lundi au soleil pero no es plan)

El grupo es Telephone, unos rockeros belgas de los 80 que eran la caña, pena que el vocalista murió de una sobredosis,pero a mí me encantan y os lo recomiendo para quien le guste este tipo de música.

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