En primer lugar desearos a todos un feliz año tras mi ausencia de la última semana. Entre virus y procesos catarrales no estaba en condiciones de escribir media palabra.
Pasado todo el atracón navideño, cuando una cree que ya al fin toca volver a la rutina y a la tranquilidad...¡pués no! Ahora toca el atracón de las rebajas y las devoluciones de los regalos de reyes.
Pero vamos por partes, el otro día hablando del tema empecé a preguntarme por qué siempre hay gente que cuando te hace un regalo lo compra pensando en sí mismo en vez de comprarlo pensando en la persona a la que se lo va a dar. En mi caso suelo quedármelo, por educación principalmente, pero tiene todas las papeletas de acabar relegado al fondo de cualquier armario y morir en el olvido. Lo malo es cuando la persona que te lo regala viene a casa y te pregunta: ¿no has puesto por ahi lo que te regalé?...entonces sólo queda poner cara de circunstancias y decir: "si,pero es que no sabes lo que ha pasado, estaba hace dos días limpiando,se me ha caído y se rompió". A veces cuela, a veces no.
Me da pena devolver regalos a la tienda o cambiarlos por otra cosa, porque al fin y al cabo lo que cuenta es la intención. Y qué sería de un hogar sin esos objetos inútiles u horrorosos a los que se les llama "pongos". Seguro que todos teneis alguno. El peor de los míos (puedo decirlo porque no me llevo con quien me lo regaló) era una figurita de un delfín saltando por encima de unos corales, puede que dicho no suene mal, pero creedme, era horrible, uno de esos recuerdos que te trae alguien que se fue al sur a la playa.
Por otro lado está el típico caso de la gente que te regala cosas tipo bombones o botellas de vino, tú abres la caja, te gusta lo que ves y de repente oyes la maldita frase de:"¿por qué no los abres y los PROBAMOS?". Odio cuando ocurre eso. Vamos a ver, el regalo ¿para quien es? ¿para mí o para la comunidad en general?. La última vez que alguien me regaló bombones los abrí cuando estaba sola, fue mi pequeña venganza contra el mundo, aunque suene egoísta.
Seguna parte: las rebajas ¿temidas o ansiadas?. Hoy ha sido el primer día de rebajas como todos sabeis. Yo personalmente odio este día, porque da la sensación de que la gente va a la desesperada como si nunca antes hubiesen visto una tienda o un descuento en una prenda. Cierto es que esta época es buena para llenar el armario a buen precio, pero también creo que la gente acaba gastando más dinero que cuando no estamos en rebajas. Lo más gracioso es que me vi obligada a bajar a comprar una cosa que quería mi madre, la tienda estaba prácticamente vacía para mi sorpresa, no es de las tiendas más caras de la ciudad,pero tampoco de las más baratas. Le pregunté a la dependienta qué tal iba el inicio de rebajas y me dijo que ella también estaba sorprendida de la mañana tan tranquila que estaban teniendo.
Visto el panorama me animé a dar un rodeo por algunas tiendas del centro. Curiosamente las que suelen tener precios más bajos y calidad tirando a mediocre estaban a reventar, pero más curioso es que sus descuentos eran del 20% o el 30%. Mi conclusión es que las tiendas que la gente considera de más status tienen rebajas mucho mejores, del 7o% en muchos casos. Y me parece absurdo ir a tiendas dónde sabes que la ropa te durará como mucho 3 meses y la rebaja no es tanta, que ir a tiendas dónde tienes más calidad y mejor precio a fin de cuentas. Creo que poca gente piensa a largo plazo en la ecuación precio-calidad-durabilidad. O eso o les da miedo entrar a tiendas que consideran "caras" porque piensan que no saldrán ganando.
De todo esto lo que saco en conclusión es que estando en plena crisis y plena cuesta de Enero la gente sigue compra que te compra, los restaurantes llenos y los bares de copas aún más. Me hace gracia que precisamente estas personas sean las primeras que se quejan de la crisis siendo los que menos motivo de queja tienen. Aunque bueno, en parte no es de extrañar ya que siempre he observado que nuestra querida ciudad se basa mucho en el aparentar, no es raro ver a la señora con el abrigo de pieles o el mercedes, y luego en su casa el frigorífico está tieso de lo vacío que está. Pero eso es un tema que tocaré otro día...
¡Felices post vacaciones!
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