martes, 1 de diciembre de 2009

Doblen sus apuestas


De nuevo una semana más siendo una observadora analítica del carnaval humano. En este caso el carnaval se convierte en una especie de casino en el que siempre se juega a dos bandas. Por si quedan dudas, el tema de hoy es: personas que juegan a dos o más bandas.

Hoy no me voy a centrar exclusivamente en el tema masculino o femenino, ya que el tema del doble juego se da en ambos casos.

Analizando objetivamente diversos casos que he visto a lo largo de los años, siempre llego a una misma conclusión: la persona que juega a dos bandas carece de autoestima.
Me explico, generalmente son personas incapaces de estar solas más de un par de meses, necesitan siempre alguien al lado para afirmarse a sí mismas como personas válidas en el ámbito amoroso. Pueden pasar años pululando de flor en flor (o de capullo en capullo jajaja) huyendo de ese vacío emocional que sienten, y creyendo en príncipes azules y que el amor todo lo puede. La parte oscura llega cuando les toca pisar la realidad, entonces caen en la cuenta de han perdido media vida viviendo una mentira. Porque para saber estar acompañado,hay que aprender primero a estar solo y lograr ser feliz así. Hasta ahí millones de personas han pasado por esto alguna vez.

Ahora llega la segunda parte: ¿qué ocurre cuando una persona no es suficiente y se necesitan extras?. Ocurre que deja de ser autoengaño para convertirse en engaño múltiple. Porque hay que ser valiente para jugar a dos bandas, y digo valiente en tono irónico, ya que siempre me resultaron las más cobardes este tipo de personas, porque engañan sin tener el valor de decir la verdad precisamente por miedo a perder lo que tienen. Y son capaces de decirle a las dos personas un te quiero sin inmutarse, y son capaces luego de no tener remordimientos. Lo más curioso es que cuando la farsa se descubre (es algo que ocurre inevitablemente) esa persona adopta el papel de víctima de la situación con la típica excusa de: ambos/as me importan. Otra mentira más. Si alguna de las dos personas importase, el juego a dos bandas no existiría, porque a veces hay que elegir y nunca queremos a dos personas por igual en temas de amor. Lo que sucede es que es muy cómodo disponer de variedad y atenciones por doble partida. Y si uno falla, queda el otro cubriendo la suplencia.

No deja de ser triste ver a personas que carecen de amor por sí mismas, que carecen de sentido de la responsabilidad, de sentido de la lealtad, y sobre todo: que carecen de personalidad propia para saber qué es lo que quieren. Y así mientras agotan sus vidas, perjudican la vida de otros a la larga.

Hay más cola en el vampirismo emocional que en la cola del paro, que ya es decir.

Y siempre hay alguien que paga las consecuencias de tan deleznable acto:suele ser la persona que ha dado todo de sí sin saber que estaba siendo engañada.

Siempre me ha indignado este tipo de comportamientos, personas que son capaces de cualquier estratagema sólo por tener a alguien que les caliente la cama, pensando que de ese modo van a ser más felices o se van a sentir más completos. Ya sabemos que el amor es una apuesta continua, pero lo mínimo es tener legalidad al apostar.

Tengo claro que jugar con alguien no es amarle por muchos "te quiero" que se suelten por la boca...porque por la boca vive y mata el pez.

2 comentarios:

  1. Muy cierto lo que dices, las mentiras es mejor dejarlas para el poker, en la vida real es mejor ser honesto con uno mismo... y con los demas.

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